El recuerdo de una personalidad irrepetible

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M. Crespo

Bol. Pediatr. 2005; 45 (193): 198 - 200

Se cumplió en el mes de mayo el décimo aniversario del fallecimiento de Don Ernesto. Para evocar su memoria tomo en esta ocasión, las bellas y acertadas palabras de Peña Guitián (1989) cuando escribió que, "supo conjugar magisterio excepcional y contribución científica del más alto nivel con el necesario humanismo". Testigo y protagonista del tiempo que le tocó vivir, tuvo una primera etapa, la de Salamanca, austera e ilusionada, y otra, la de Valladolid, donde creó una estructura pediátrica moderna y dinámica; pudo y debió de haber una tercera etapa en el mismo Valladolid, con el Materno-Infantil malogrado, o en Madrid; en todo caso la pediatría perdió (el país perdió) una ocasión irrepetible... Fue "universitario en el ejemplo, en el rango y en el estímulo, manteniendo siempre la crítica no conformista, la denuncia civilizada y la réplica razonada". Finalizaba su texto agradeciéndole su "disposición, siempre presta y generosa, a la aceptación de puestos de responsabilidad, ya académicos, ya profesionales. Y en cada ocasión aportando su experiencia, su talento y su energía". El entonces Presidente de la Asociación Española de Pediatría recogía, así, el sentir de los pediatras españoles. Como agradecimiento y homenaje hemos querido incorporarlas en esta ocasión...

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